¿Y por qué no vivir aquí?
Mazarrón, España
Uno de los objetivos que me he marcado con este blog es el de documentar el proceso de nuestro, tan previsto como esperado, cambio de residencia. Durante los últimos seis meses, hemos hablado mucho sobre cómo hacerlo y, tal y cómo lo vemos ahora, éste es el plan: nos mudaremos en unos tres años, como mucho. ¿Por qué tres años? Porque será para entonces cuando ya tenga derecho a una pensión de jubilación en su totalidad (lo explico más abajo) y porque esperamos que para entonces las condiciones económicas en España hayan empezado a mejorar. Pero creo que, al fin y al cabo, concuerdo con Pedro: probablemente NINGÚN momento es perfecto para llevar a cabo un cambio como éste.
Para mis amigos y familia españoles, lo de “tener derecho a la pensión en su totalidad” va, grosso modo, así: Las pensiones de jubilación concedidas a un trabajador por su empresa (privadas) son algo del pasado en los Estados Unidos. La pensión del gobierno (pública) es más bien irrisoria y no en todas las empresas existe. Así que la solución para financiarse la jubilación consiste en que los trabajadores “ahorren” una parte de su sueldo en un plan semiprivado al que la empresa también contribuye, algunas veces igualando, si se tiene suerte, las cantidades que el trabajador va contribuyendo, pero siempre hasta un límite porcentual. Pero lo complicado de esto no acaba aquí. Para que una empresa iguale el 100% de lo que el trabajador aporta a ese plan de pensiones, éste último debe permanecer en la empresa durante un mínimo de años. En mi empresa, el mínimo es cinco años. Estoy a punto de cumplir dos años en este trabajo, así que para recibir el 100% de la contribución empresarial, tengo que estar otros tres años. Siempre me puedo ir antes, pero entonces me retirarán un porcentaje de dicha contribución.
¡Estaría chulo restaurar esta casa Antigua de Toledo…
…justo al lado de este bar tan chulo!
Desde un punto de vista financiero y práctico, resulta buena idea esperar esos tres años. Eso garantizará un pequeño “colchón” adicional además de lo que ya tenemos. Y si nos fuéramos a jubilar en este país (algo de lo que no estoy segura de que ni siquiera podamos permitirnos), entonces necesitaríamos ese dinero. Y aunque España esté reduciendo los servicios a sus ciudadanos, jubilarse allí siempre será más accesible que aquí y este dinero también ayudará en tal situación. Y, de nuevo, esperamos que en tres años la situación económica en España sea menos volátil que ahora.
En cuanto al aspecto emocional, pues bueno… ese cuento es diferente. Los dos estamos bastante hartos de nuestras profesiones actuales y nos apetece mucho empezar a construir algo nuevo en España. Lo que ese “algo nuevo” sea, aunque tenemos algunas ideas, no lo sabemos todavía. Pero el problema es cómo poner esas ideas en práctica, algo de lo que ninguno de los dos está seguro. Lo que sí sabemos es que ambos estamos listos para iniciar esta “aventura” y si pudiéramos echarla a andar mañana mismo, probablemente lo haríamos.
Desafortunadamente, la realidad se interpone en el camino y los aspectos prácticos pesan más que el soñar. Pero seguimos soñando y hablando y haciendo planes provisionales, sabiendo que, un día, daremos el salto. Hasta entonces, seguimos viviendo…y viviendo…y viviendo…y disfrutando la buena vida que llevamos ahora.
También creemos que estaría chulo restaurar este sitio, con sus balcones de filigrana…
¡Leche! ¡¡Parece que este minino se nos ha adelantado!!
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