Wildflower along Coldwater Creek, Mammoth Lakes, CA. August 2013 |
Una excompañera de trabajo – en
realidad, la mismísima conservadora del museo – tenía colgada en la oficina una
placa que decía, en grandes letras mayúsculas, que “Las fotos bonitas no
cambian nada”. Y aunque, en teoría, estoy de acuerdo con ella, mi callada
respuesta a tal afirmación fue siempre: “Sí, pero desde luego que nos hacen
sentir mejor”.
Después
de satisfacer mis dos auténticas pasiones de viajar y la fotografía durante
siete semanas en España y Marruecos, me encuentro de vuelta en Reno sin mucho
que hacer. El trabajo que me encantaba, aunque increíblemente estresante a
ratos, ya no existe y el largo proceso en el que pensar en el siguiente paso,
sentada en casa, sólo acaba de empezar. Ya sé que todo saldrá
bien. Tengo la leve sospecha de que esto será para mí un punto de inflexión y
me veo reflexionando sobre todas mis opciones, incluida la vuelta a las aulas
para, de hecho, estudiar una de esas carreras “tan solicitadas” que pueda
llevar conmigo a España dentro de unos años. Al mirar los diferentes módulos
académicos no queda sino reírme de los cursos que tendría que hacer:
“Introducción al cálculo”… ¿A mi edad? “Física”… ¡Tienen que estar de coña!
Iris in bloom at the Maui Botanical Gardens, Maui, Hawaii. May 2013 |
Pero
cuando empiezo a sentirme desbordada por todas las decisiones que tengo que
tomar, he descubierto que juguetear con mis fotos (retocarlas, hacerlas
bonitas) siempre me anima.
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Wild Iris at Point Reyes, CA. March 2014 |
Sí,
Ann, en verdad no van a cambiar nada. Son simplemente fotos
bonitas…pero desde luego me hacen feliz.